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Cómo Evaluar la Calidad del Cannabis



En Botafarm creemos que es esencial saber evaluar la calidad de un cannabis antes de consumirlo. Con demasiada frecuencia, los consumidores no saben qué están fumando, especialmente cuando se trata de flores que no han cultivado ellos mismos. Y ahí reside el verdadero riesgo: pesticidas tóxicos, aditivos químicos, mohos invisibles a simple vista, residuos de pulverizaciones… Consumir cannabis sin conocer su origen es como beber vino sin saber si ha fermentado en una barrica o en un contenedor de basura.

La única manera de estar seguro de lo que consumes es cultivarlo tú mismo o confiar en un productor impecable. En cualquier caso, hay que saber evaluarlo.

Aquí te explicamos cómo.


El buen juicio empieza por los sentidos


Evaluar una flor de cannabis de forma profesional implica analizarla a través de cinco fases sensoriales: visual, tacto, olor, sabor y efecto. Cada fase da pistas valiosas sobre la calidad del cultivo, el saber hacer del grower y la frescura del producto.


1. Análisis visual

Un cannabis de alta calidad muestra un aspecto cuidado, uniforme y fiel a su genética. Observa lo siguiente:

• Color: Verde pálido o pastel es una buena señal. Algunas variedades pueden tener reflejos violetas, negros, rojos, azulados u anaranjados. Tonos marrones o apagados indican mala conservación.

• Brácteas: Deben estar cerradas, hinchadas y bulbosas—una señal de madurez óptima.

• Estructura: Compacta, densa, bien formada. Las flores aireadas suelen deberse a falta de luz o estrés.

• Tricomas: La flor debe estar cubierta de cristales visibles. Los tricomas contienen la mayoría de los cannabinoides y terpenos.

• Manicurado: Debe hacerse a mano en seco, para proteger los tricomas. Las máquinas dañan la flor en el 99 % de los casos.

• Ratio flor/hoja: Debe estar optimizado. Demasiadas hojas bajan la calidad.

• Defectos: Revisa bien en busca de moho (botrytis, oídio) o insectos atrapados, como las mosquitas.


2. El tacto

Muy a menudo ignorado, pero muy revelador.

• Densidad: Debe ser firme, pesada, no quebradiza. Si está demasiado ligera o esponjosa, puede indicar mal secado, deficiencia en floración o genética débil.

• Test de molido: Al triturarla, la flor debe comportarse como arena cinética. Eso significa que está resinosa, bien curada y rica. Si está demasiado seca o húmeda, no será agradable.


3. El olor

Aquí el cannabis se compara con el vino, la cerveza o el perfume.

• Primera impresión: ¿El olor es fuerte o débil? ¿Se percibe al abrir el frasco?

• Complejidad: Identifica nota de salida (volátil), nota de corazón y nota de fondo (persistente).

• Aromas: Frutales (melocotón, mango, frutos rojos), cremosos (vainilla, yogur), ácidos (limón, vinagre), florales (lavanda, rosa), almizclados (cuero, tierra), gas/diesel, mentolados, especiados… Una flor de calidad tiene un perfil terpénico rico y complejo.


4. El sabor

Muy mal ejecutado si se hace por combustión. ¿Por qué?


Porque al quemar (400°C a 800°C) se destruye hasta el 80 % de los terpenos y cannabinoides.

• Evita probar flores con tabaco o papel de combustión rápida. Es como pedir a un catador que pruebe un vino mezclado con refresco.

• Prefiere vaporización a baja temperatura (160°C–190°C) para conservar los terpenos.

• Método: Retén el vapor en la boca, respira por la nariz y describe los sabores. El objetivo no es colocarse, sino entender el perfil sensorial.


5. El efecto

Requiere precisión y paciencia.

• Una sola variedad por sesión: Debes estar “neutral”, es decir, no haber consumido otra flor en las últimas 12–24 horas. Si no, los efectos se mezclan.

• Efecto activo vs pasivo:

Activo: ¿Cuánto tarda en hacer efecto? ¿Es rápido o progresivo?

Pasivo: ¿Cuánto dura? ¿Es estable o varía?

• Tipos de efecto: Según la genética, pueden ser energizantes, eufóricos, relajantes, introspectivos, sociables, soporíferos, body high, head high o incluso psicodélicos. Las mejores flores ofrecen efectos ricos y en evolución.


Atención: Una flor vieja o mal conservada tendrá un efecto plano, soporífero. El THC se convierte en CBN, que es más sedante.

En cambio, una flor mal curada o inmadura puede causar ansiedad o paranoia.



En resumen

Juzgar el cannabis requiere método y rigor.

No es solo placer: es una cata sensorial como la de un sumiller.

En Botafarm defendemos una cultura del cannabis consciente, informada y responsable.

Y, sobre todo, animamos a todos los apasionados a cultivar sus propias flores.

Nada más seguro, gratificante o sabroso que tu propia cosecha.


Cultiva. Aprende. Prueba. Comprende.

Así se forma un verdadero conocedor.



 
 
 

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